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Hoy celebramos con gran significación el aniversario 65 de la fundación de las Escuelas
Revolucionarias de Mangyongdae y Kang Ban Sok.
Extiendo mis calurosas felicitaciones a todo el personal docente, estudiantado y
graduados de dichos centros docentes con motivo de tal efemérides que celebran con la bendición de todo el
ejército y pueblo del país en este primer año de la nueva centuria de Juche de la Corea de
Estamos hablando de planteles revolucionarios de
El gran Generalísimo
Tal gran determinación en aquellos días difíciles que le siguieron a la liberación –si
bien la mochila vacía era el único saldo de su lucha en el Paektu–, la puede tomar solamente un líder dotado de
noble sentido de deber revolucionario y sublime amor a la posteridad.
Nuestro ejército y pueblo no pueden olvidar jamás las leyendas de amor y solicitud
dispensados por el Líder paternal a los descendientes de los revolucionarios desde aquel día en que hizo encontrar
a toda costa a cada uno de ellos que deambulaban abandonados cual hojarasca para asentarlos en un benévolo
cimiento de vida que es la escuela revolucionaria, hasta los últimos momentos de su grandiosa existencia.
La Heroína Antijaponesa Kim Jong Suk fue la madre afectuosa que atendió a aquellos
niños con todo cariño, la gran maestra que los condujo paso a paso para que crecieran como sucesores de la
revolución. El inenarrable sacrificio de la combatiente para formarlos como dignos revolucionarios que
consideraran como razón de ser la lealtad al gran Líder, está reflejado tanto en la medida de erigir su primera
estatua en la Escuela Revolucionaria de Mangyongdae como en el uniforme que llevan puestos los alumnos de tal
centro docente.
Cuando convivía a su temprana edad con los estudiantes de la Escuela Revolucionaria de
Mangyongdae, el gran Generalísimo
Por contar con la atinada dirección y esmerada atención de las grandes figuras del
monte Paektu, los mencionados planteles han formado en los 65 años de su historia a numerosos hombres que
desempeñarían el papel protagónico y decisivo en la sagrada causa de la defensa y la prosperidad de la nación.
En este momento en que conmemoramos su 65 aniversario, rindo mi más sincero respeto a
las grandes figuras del Paektu, quienes los fundaron durante el arduo inicio de la construcción del país y
acogieron en su benévolo regazo a los hijos de los mártires revolucionarios a lo largo de más de medio siglo para
prepararlos como dignos trabajadores del país y darle firme continuidad a la vida y el linaje de la revolución de
Songun.
Muy importante responsabilidad y misión asumen las dos escuelas como matrices de la
formación de núcleos de la revolución de Songun para hacer realidad el anhelo de toda la vida de los grandes
Generalísimos de construir en la patria reunificada la próspera potencia Paektusan.
Ahora que la causa revolucionaria de Juche ha entrado en una fase de nuevos e
históricos cambios, su tarea fundamental consiste en preparar a todos los alumnos como pilares y núcleos de la
revolución de Songun que continúen invariablemente la estirpe de Mangyongdae y del Paektu.
La formación de semillas íntegras en el centro genético contribuye a una abundante
cosecha otoñal. De igual forma, si los dos planteles forman a numerosos hombres núcleos, bien maduros y
sustanciales como balas, aportarán a la consolidación del Ejército Popular, fidedigna vanguardia e inconmovible
punto de apoyo de la revolución de Songun, a la prosperidad y fortalecimiento de la nación.
Les corresponde perpetuar las hazañas de la orientación sobre los mismos de los
grandes Generalísimos e ir perfeccionando decididamente la labor docente y educativa de conformidad con el
propósito del Partido y la exigencia de la revolución en desarrollo, a fin de preparar a los estudiantes como
fidedignos núcleos que sigan dándole vida a la revolución y continuidad a su estirpe, como abanderados que, hombro
con hombro y del brazo con el Comandante Supremo, abran el arremetedero en la marcha general hacia la victoria
final.
Ante todo, deben intensificar su formación ideológica.
Uno no se hace revolucionario por sí solo, porque lo fue su padre. Como enseñaron los
grandes Generalísimos, la sangre se hereda, pero no la ideología.
Solamente la ininterrumpida educación ideológica y lucha práctica hacen de la
ideología revolucionaria fe y guía de lucha.
Los años en la Escuela Revolucionaria constituyen un período muy importante en que se
estructura la cosmovisión, lo cual exige priorizar las asignaturas ideológicas y políticas, intensificando más la
educación ideológica.
Es necesario orientar a los alumnos a que consideren como primera razón de su
existencia la lealtad hacia el Partido y el Líder, obligación moral y deber que tienen que asumir necesariamente
como descendientes de los revolucionarios. En las Escuelas Revolucionarias los educarán constantemente para que
lleven adelante la revolución, sucediéndoles a sus padres. De tal forma todos ellos depositarán absoluta confianza
en el Partido y el Líder, preservarán por todos los medios su elevado prestigio y los defenderán a riesgo de la
vida.
Precisa inculcar en ellos la tradición de lealtad y el espíritu de defender a ultranza
al Líder, una de las más importantes cualidades ideo-espirituales que deben poseer como hijos de los
revolucionarios.
Nuestra revolución, que ha avanzado victoriosamente superando disímiles pruebas,
registra en sus anales el mérito de la compañía de guardia del Líder en la Guerra de Liberación de la Patria,
constituida por estudiantes de la Escuela Revolucionaria de Mangyongdae y heredera de la tradición establecida por
una unidad similar durante la Lucha Revolucionaria Antijaponesa.
En las Escuelas Revolucionarias de Mangyongdae y Kang Ban Sok educarán eficientemente
a los alumnos para que aprendan de los mártires revolucionarios el sublime ejemplo de la defensa al Líder y,
siempre conscientes de que son los centinelas más cercanos de la Comandancia Suprema, no importa qué trabajen en
qué puesto, enarbolen las banderas que llevan las imágenes de los grandes camaradas
Es indispensable activar más la educación con los materiales históricos de la
revolución. La lealtad se pone de manifiesto, más que por la retórica, en el curso de la profunda asimilación de
la sempiterna historia revolucionaria que engloba la grandeza del Partido y el Líder. En las escuelas
intensificarán más la educación en los méritos realizados por los tres Generales del Paektu en su orientación
sobre las mismas, de manera que los estudiantes conozcan mejor de su grandeza y sean fidedignos herederos de la
revolución.
Hace falta educarlos para que posean la más firme fe en la revolución y sean más
fieles a su deber moral. La revolución se hace con fe y deber y estos honran la vida del revolucionario. Son
rasgos más nobles que el revolucionario debe conservar a costa de la vida. En las Escuelas Revolucionarias
recurrirán a diversas formas y métodos en la educación en la confianza y el deber moral, con arreglo a la edad y
característica psicológica de los escolares, de modo que todos ellos posean firme confianza y acaten fielmente su
deber moral, confiando exclusiva e incondicionalmente al Partido y el Líder que los atienden, sin abandonar jamás
la bandera roja de la revolución, la del glorioso Partido, aunque tengan que morir.
El patriotismo de
El colectivismo deviene uno de los distintivos ideo-espirituales más importantes que
caracterizan al revolucionario, mientras que la moral socialista es una cualidad indispensable para los
integrantes de la sociedad socialista del Juche. Las Escuelas Revolucionarias de Mangyongdae y Kang Ban Sok
pondrán gran empeño en la educación en el colectivismo y la moral para formar a todos los estudiantes como
revolucionarios de verdad, hombres de conciencia, que sitúen por encima de él a la organización y el colectivo, se
sacrifiquen por ellos y personifiquen de la bella ética moral de la era de Songun.
Se esforzarán para formarlos como revolucionarios poseedores de ricos conocimientos
científicos y técnicos.
Vivimos la época en que las ciencias y la tecnología constituyen medios del desarrollo
y de la vida, una era de la competencia intelectual. Si los alumnos, por muy bien preparados que estén en lo
ideo-espiritual, no poseen profundos conocimientos científicos y técnicos, no podrán asumir la responsabilidad y
papel como miembros de mando en los honrosos puestos que el Partido les haya asignado.
El gran General
Deben reforzar la enseñanza de matemática y de otras ciencias básicas.
Se trata de una labor muy importante encaminada a dar a los alumnos amplios
conocimientos sobre la naturaleza y la sociedad y echarles un sólido cimiento para el aprendizaje de la más
avanzada ciencia y tecnología en las especialidades respectivas.
La enseñanza de las ciencias básicas debe enfocarse a la dotación de la capacidad
intelectual que permita vincular las distintas leyes y principios que rigen la existencia de los objetos y los
fenómenos naturales y descubrir y estudiar lo nuevo aplicando en la práctica los conocimientos adquiridos.
Es recomendable que presten especial atención a la enseñanza de la computadora, un
imperativo de la actualidad en que su uso se va profundizando a un ritmo acelerado en todos los dominios de la
vida social como el político, militar y económico. Su hábil manejo y utilización constituyen un requisito tanto
para trazar operaciones y dirigir combates modernos como para desempeñar el papel protagónico en diversos sectores
de la sociedad. En las Escuelas Revolucionarias aumentarán la proporción de la asignatura de práctica de
computación, para que todos los estudiantes sepan manejar con habilidad el ordenador y aplicar los programas.
Hay que concentrar la fuerza en la enseñanza de lenguas extranjeras, de modo que los
escolares dominen más de una de ellas y se expresen libremente en el diálogo.
Con el fin de preparar al alumnado de la Escuela Revolucionaria Kang Ban Sok como
reserva de cuadros femeninos que, una vez licenciadas del servicio militar, puedan cumplir su papel en los
distintos puestos sociales que les confíe el Partido, el gran General
Las Escuelas Revolucionaras de Mangyongdae y Kang Ban Sok, fieles a su misión como
centros de formación de cuadros de reserva del Ejército Popular, pondrán gran empeño en la enseñanza de
conocimientos militares básicos.
Los del primer plantel continuarán sus estudios en la Academia General Militar
En el segundo plantel pondrán énfasis en las asignaturas y entrenamientos militares,
principalmente en el mando y administración de unidades y otros conocimientos militares prácticos para de tal
forma preparar a las oficiales de reserva fogueadas, competentes y con el temperamento militar.
También es preciso fomentar el cultivo artístico y el deporte en ambos centros
docentes.
Quien posee ricos sentimientos y cultura y practica el deporte será en un futuro un
competente funcionario capaz de movilizar activamente a las masas, en armonía con ellas, a la materialización de
la política del Partido, o sea, un miembro de mando de la época de Songun que disfrute del respeto y confianza de
la población.
Las Escuelas Revolucionarias orientarán a sus estudiantes a adquirir muchos
conocimientos de diversos campos como la historia, geografía y literatura, aprender a tocar más de un instrumento
musical y practicar activamente los deportes, para que se descuellen en distintos dominios.
Es preciso perfeccionar constantemente el método de la docencia, junto con su
contenido.
Al hacerlo conforme a la realidad en desarrollo se puede elevar la calidad de la
enseñanza escolar y formar a cuadros competentes como exige el Partido.
Las mencionadas Escuelas Revolucionarias deben ser vanguardias en la tarea de
materializar la orientación del Partido de producir en la nueva centuria una revolución en el sector educacional,
rompiendo viejos métodos didácticos y esquemas convencionales que tienen un profundo arraigo y creando una
original metodología que se ajuste a la realidad del país. Acabarán resueltamente con forzosos métodos docentes,
incluyendo el dictado y la memorización, e introducirán cabalmente el inductivo, cuya superioridad se ha
comprobado en la práctica. Deben desarrollar al máximo el intelecto de los estudiantes priorizando la enseñanza de
principios, combinando las explicaciones gráficas con la muestra de objetos reales, y promoviendo preguntas y
respuestas, seminarios y debates. De acuerdo con la demanda de la realidad en desarrollo, estudiarán
incesantemente e introducirán de modo activo los nuevos métodos que coadyuven a aumentar la capacidad intelectual
y de práctica de los escolares.
Acelerar la informatización y modernización de la enseñanza es una de las vías
fundamentales para elevar la calidad de la docencia.
A ambas Escuelas Revolucionarias les corresponde acondicionar mejor las salas de
estudio de asignaturas y áreas de ejercicios militares en atención a la demanda de la época, el objetivo de la
enseñanza y la edad de los escolares, así como procurar que la base material y técnica de la docencia dé
resultados reales y deseados.
La reforma radical de la labor docente en las dos Escuelas requiere elevar la
responsabilidad y papel de su personal.
Con el singular orgullo que les produce la formación de los hijos e hijas del
Comandante Supremo y futuros pilares de la Corea de Songun, deben consagrarse por entero al cumplimiento de sus
tareas revolucionarias. Se considerarán como abonos que contribuyen a dar frutos íntegros e intachables por
dondequiera que se les mire, en los fértiles suelos llamados Escuelas Revolucionarias de Mangyongdae y Kang Ban
Sok.
Los maestros son encargados directos de la enseñanza y deben dedicar todo su talento y
energía a la docencia, su principal tarea revolucionaria.
Elaborarán el plan de enseñanza, asegurándose del carácter político-ideológico,
cientificidad y efectividad de su contenido, y concederán profunda atención a conducir las clases de distintas
formas como la conferencia, estudio extraescolar y seminario, ateniéndose al nivel de los alumnos y a las
características psicológicas correspondientes a su edad. En cada conferencia o repaso, tratarán de comunicarse con
los discípulos con palabras comprensibles, en relación con la vida, conforme a su psicología.
Es necesario intensificar en las Escuelas Revolucionarias el trabajo administrativo,
elaborar el programa de enseñanza según exige la política del Partido, sobre la base de la Tesis sobre la
Educación Socialista y en conformidad a la tendencia de las ciencias y tecnología y a nuestra realidad, y
ejecutarlo al pie de la letra.
Inculcarles a los maestros el espíritu revolucionario y elevar sus capacidades
constituyen requisitos primordiales para optimizar la labor docente y educativa y formar a sus discípulos como
revolucionarios fervorosos y competentes. Antes de formarlos como revolucionarios de tipo Juche que siguen
fielmente al Partido y el Líder manteniendo la convicción y obligación moral revolucionarias, los mismos maestros
deben armarse con la conciencia revolucionaria y ser revolucionarios auténticos, moralmente impecables.
Los de las Escuelas Revolucionarias deben estar más preparados como revolucionarios y
políticos que los de otras instituciones educacionales. Tienen que ser ejemplos de todos los pedagogos del país al
acelerar su formación como revolucionarios a través de la vida orgánica, el estudio y las actividades prácticas.
Todos ellos no solo dominarán sus especialidades sino también aprenderán más
conocimientos de las ciencias y tecnología de punta y poseerán alta capacidad de su aplicación en la docencia
conforme al nivel de los alumnos, hasta el punto de adquirir calificativos como “maestros sabios” y “doctores
eruditos” que sepan aclarar en detalle todas las dudas. Con miras a elevar sin cesar el nivel científico y
profesional, han de estudiar y estudiar sin perder el tiempo.
En las Escuelas Revolucionarias se debe reinar el estilo de vida de los guerrilleros
antijaponeses cuando luchaban en las selvas del Paektu. Aprendiéndolo, cambiarán la fisonomía de los planteles y
establecerán una férrea disciplina militar.
En ellos no mimarán a los alumnos sino les exigirán forjar el cuerpo y alma realizando
las actividades determinadas por el horario, de modo que adquieran el temperamento militar a la temprana edad.
Atender bien a los alumnos de las Escuelas Revolucionarias, a los que tanto amaba el
Generalísimo
Estos los cuidarán como si fueran sus propios padres, con tal de que consideren la
escuela como su querida casa natal, como su acogedor hogar. Deben ser padres para ellos, antes que instructores.
Los amarán como si fuesen de su propia sangre, para que no se sientan tristes en
ningún momento, siempre atenderán su vida para que no sufran la mínima incomodidad, logrando que se mantengan
alegres y saludables a toda hora, sin echar de menos a la casa. Precisa un esfuerzo sobrehumano para variar sus
actividades diarias y servirles comidas de su agrado, si se tiene en cuenta que viven apartados de la familia.
Los cuadros, maestros y trabajadores de las Escuelas tratarán de que el amor y la
solicitud del Partido lleguen puntual y exactamente a los estudiantes. Solo quien para esto se devane los sesos y
camina y camina aunque se le desgaste la suela de los calzados, tiene derecho a laborar en referidos centros
docentes.
Imbuidos de la sublime misión y gran responsabilidad de ser encargados de los hijos
del Comandante Supremo, deben atenderlos con el mismo esmero con que yo los trataría, de modo que ellos canten
felices y de todo corazón que nuestra casa es el regazo del Partido, que todos somos hermanos carnales y que no
envidiamos nada a nadie en el mundo.
Los alumnos de las Escuelas Revolucionarias de Mangyongdae y Kang Ban Sok son hijos
del Partido del Trabajo de Corea y los míos.
Siempre conscientes de la confianza y el beneficio de los grandes Generalísimos,
incomparables con la inmensidad del cielo ni con la profundidad del mar, deben realizar ingentes esfuerzos para
prepararse como pilares que sostienen firmemente a la Corea de Songun.
Si uno no tiene buena preparación ideo-política ni posee ricos conocimientos –no
importa que en su pecho cuelgue la insignia del graduado de la Escuela Revolucionaria–, no puede ser un miembro de
mando de la revolución tal y como desea el Partido. Los estudiantes de tal centro docente han de participar
voluntaria y honestamente en la vida orgánica y las actividades diarias para aprender el elevado espíritu
revolucionario y organizativo, la gran combatividad y disciplina, así como dar ejemplos en las actividades
deportivas y artísticas y en su conducta.
Bajo la consigna ¡Aprendamos para Corea!, lanzada por el Generalísimo
Todo el Partido, Estado y Ejército deben ayudar activamente a las Escuelas
Revolucionarias de Mangyongdae y Kang Ban Sok.
Los altos cuadros del Partido, Estado y Ejército serán los primeros en frecuentarlas
para resolver con responsabilidad los problemas pendientes. Se podría afirmar que quien tiene poco interés en
tales labores no se preocupa por el futuro de la revolución.
Es preciso que el Estado se ocupe de la remodelación de los citados centros docentes
hasta convertirlos en modelos de todo el país. No hay nada que escatimar para sus alumnos, valiosos tesoros de
nuestra revolución a quienes las grandes figuras del Paektu apreciaron y amaron como a nadie, y compañeros de
armas del Comandante Supremo que compartirán conmigo el riesgo de la muerte en el proceso de la revolución de
Songun. Debemos proveerlos de todos los equipos modernos con fines docentes como computadoras, televisoras,
pizarras electrónicas y vídeos, así como enviarles con prioridad materiales didácticos y útiles escolares. Nos
atañe lograr que sus condiciones y ambiente para el estudio sean de nivel mundial, al habilitar bien sus
instalaciones y resolver a tiempo los problemas referentes a su funcionamiento. Nos compete satisfacer la demanda
de los alumnos por una vida culta y sentimental, facilitándoles aparatos deportivos e instrumentos musicales.
Es necesario prestar debida atención a la efectividad del mecanismo de abastecimiento
establecido por el General paternal y elevar la responsabilidad de las unidades que asumen la tarea de suministrar
las provisiones para las Escuelas Revolucionarias.
Un gran talento se forma solamente por un maestro preparado ideo-política y
profesionalmente. El Estado adoptará la medida de enviar primero a las Escuelas Revolucionarias a los graduados
sobresalientes de la Universidad
Elevar la función y el papel de las organizaciones del Partido en las Escuelas
Revolucionarias es la garantía importante para renovar las labores de estas últimas.
A las agrupaciones partidistas les corresponde priorizar y profundizar
ininterrumpidamente en la afirmación del sistema de mando militar del Comandante Supremo, de modo que todos los
profesores, trabajadores y alumnos respiren el mismo aire que el Partido y sean infinitamente fieles a su idea y
dirección. Les compete innovar el trabajo político en estrecha relación con la labor docente y dirigir
eficientemente la vida orgánica e ideológica del personal y el estudiantado.
Muy grandes son la confianza y la esperanza que nuestro Partido cifra en los graduados
de ambas Escuelas Revolucionarias.
Como hijos de Mangyongdae y del monte Paektu, criados al amparo de los tres Generales
del Paektu, deberán desempeñar el papel principal y de vanguardia en la causa para darle continuidad a la estirpe
de Mangyongdae y del Paektu.
En cualquier momento y lugar reconocerán únicamente al Partido y el Líder que los han
formado como revolucionarios en su regazo, tendrán bien establecido el concepto revolucionario del líder,
heredarán la noble tradición de defenderlo a muerte y serán guardias principales dispuestos a preservar en
cualquier circunstancia y a toda costa la vida, las ideas y la política del Líder y del Partido.
Es necesario que hagan gala de su total entrega y sacrificio a la materialización de
los legados de los grandes Generalísimos y la política del Partido, y que sean infinitamente fieles al Partido y a
la revolución, organizados y disciplinados en sumo grado, para acometer cualquier tarea según las indicaciones del
Partido.
Deben ser consecuentes en sus puestos y jugar el rol clave en el acatamiento de la
orientación del Partido sobre la revolución mediante Songun.
Todos los puestos que ocupan son, sin excepción alguna, de vital importancia para la
revolución, asignados por el Partido, e imprescindibles para respaldar su idea y orientación.
Deben realizar con responsabilidad y sinceridad cualquier tarea, dondequiera que
estén, sin cuestionar el puesto o el cargo que ocupan, y alcanzar portentosos éxitos y proezas en las campañas a
donde los llama el Partido, conduciendo a las masas a su frente. Sobre todo, los que cumplen el servicio militar
en defensa a la patria completarán los preparativos de sus unidades y subunidades para el combate, teniendo
siempre presente que como Comandante Supremo aprobé definitivamente el plan de operación que tiene como objetivo
lograr la gran causa de la reunificación de la patria.
A toda hora deben servirle con abnegación a la patria y al pueblo, compartiendo penas
y alegrías con las masas, y llevar una vida sencilla y modesta sin permitirse ningún privilegio.
Es importante que sigan cultivándose y forjándose por vía revolucionaria.
Se trata de un proceso interminable, pues ningún revolucionario es perfecto. Sin este
proceso, no pueden llevar una vida digna como herederos de la sangre y espíritu de los mártires revolucionarios,
si bien ocupen puestos importantes una vez que se hayan graduado de un Instituto Superior.
Deben profundizar más que nadie en el estudio de las obras de
Prestarán especial atención a la educación de sus descendientes para que sean
fidedignos sucesores de la revolución, sin olvidar que proceden de una familia revolucionaria.
Las organizaciones partidistas a todos los niveles tienen el deber de ayudar y apoyar
a los egresados de las Escuelas Revolucionarias para que, como hijos del Partido que han crecido bebiendo el agua
de Mangyongdae, respirando su aire y asimilando su espíritu, sean paradigmas y protagonistas en todos los
aspectos.
Nuestro Partido velará y asumirá total responsabilidad de su destino, en acato al
noble ideal de los grandes Generalísimos, sus eternos padres. Tienen un futuro luminoso por delante y la victoria
final de la revolución de Songun es segura, pues sus leales sucesores se han asegurado de darle continuidad al
linaje de Mangyongdae y del Paektu.
Estoy firmemente convencido de que las Escuelas Revolucionarias de Mangyongdae y Kang
Ban Sok formarán, conforme a la idea y propósito del Partido, a los hijos e hijas de Mangyongdae como confiables
pilares del Partido, Estado y Ejército y que todos ellos se prepararán como combatientes de la avanzada en acato a
la dirección del Partido mediante Songun.